Cádiz, junio 2021

Era la primera vez en esta ciudad que se declara trimilenaria y que ha visto pasar culturas, y civilizaciones con fenicios, romanos, godos, musulmanes. Fue este último período el de mayor duración iniciándose en el 711 desde Tarifa. Los nombres de la ciudad se relacionan con el dominio de cada época, Gadir (fenicios), Gades (romanos), Qadis (musulmanes). Fue reconquistada por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. Igualmente vivió períodos de esplendor gracias a su privilegiada situación estratégica en las rutas comerciales, y también decadencia y resurgimiento.

            A día de hoy es una ciudad agradable, de esa justa medida que permite recorrerla y admirar cuanto tiene de gentileza y belleza, de historia y caminar siguiendo su litoral. Mecida o agitada con violencia por los vientos, muestra la los múltiples edificios monumentales con sus diferentes estilos superpuestos.

            Llama la atención su limpieza, el cuidado de sus parques, el Genovés frente al mar, la transparencia de sus aguas. Para una amante de los animales como yo es gratificante ver que quienes pasean a sus perros llevan una botella de agua que vierten sobre sus meadas, y la recogida de las heces. Ignoro si hay el mismo cuidado hacia los gatos callejeros. Los pocos que he visto parecían tranquilos. Ojalá reciban el mismo interés, trato y cariño.

            En el rato de descanso en la piscina del hotel las golondrinas descienden hasta el agua y beben sin parar el vuelo. Y los gorriones, que abundan, beben en el borde de la piscina y luego comen insectos que se deslizan por un estrecho borde de la barandilla. En el hotel, entran en el comedor y se posan en las mesas. Le pregunto a la camarera si tienen turnos para su desayuno como tenemos los clientes para respetar los aforos.

            Impresiona el monumento a la Constitución, Cádiz 1812. En una de las caminatas paso por delante del Rectorado. En la fachada hay un rótulo que clama por la cultura, y en la entrada hay dos cañones. Cierto que hay que defender la cultura, pero…

            Un busto de José Martí (1853-1895) poeta y líder político cubano y que me trae a la memoria su conocido poema. “Cultivo una rosa blanca//en junio como enero// para el amigo sincero// que me da su mano franca//. Y para el cruel que me arranca// el corazón con que vivo//, cardo ni ortiga cultivo//; cultivo la rosa blanca”.

            Según cuenta en una entrevista el arquitecto José María Esteban, buena parte de la ciudad y sus murallas están construidas con la piedra ostionera que se extraía del lecho marino. Es una mezcla pétrea, compacta de sílice y carbonato cálcico procedente de conchas de moluscos bivalvos fosilizados la calcarenita zoomórfica.

            La casa o palacete del Almirante (Diego de Barrios, 1685) en la sección o barrio del Pópulo ofrece una bella perspectiva. Además de sus columnas, balcón y mirador  se observa lo que podría ser una menorà policromada.

            Sobre el “malecón” que recuerda al de La Habana y los vínculos con aquel país, acude gente a ver la puesta de sol. Es un auténtico espectáculo que continua con una inundación de colores vertida sobre el cielo. Qué bien lo expresaba Atahualpa Yupanqui, “un degüello de soles muestra la tarde”.

Teatro Falla

Casa del Almirante
Parque Genovés
Parque Genovés
Puesta de sol
Post puesta de sol