Gente durmiendo en la calle, sobre cartones, tapados con mantas, o con lo que puedan, y sus pertenencias, si se puede llamar así, a un lado. Sinhogarismo lo llaman y desgraciadamente cada vez está más extendido en todas partes. Miramos Barcelona, gente hurgando en los contenedores, sacando todo aquello de lo que pueden sacar provecho.
Gente mendigando, de todas las edades, hombres y mujeres.
¿No hay forma de solucionarlo? Hay algunas organizaciones, Fundación Arrels https://www.arrelsfundacio.org/es/ por ejemplo, la iglesia de Sta. Ana en Plaza Catalunya, https://www.santaanna.org/ y otras más, https://suara.coop/ca/model-atencio-sensellarisme, Cáritas…
Y sí, ayuntamientos y Generalitat proveen de fondos para atender a esas personas, pero ¿es suficiente? NO. Y la prueba está en lo que observamos a diario. Gente que se “aloja” en parques, entradas de comercios o bancos, y así, expuestas además a la agresión incívica y peligrosa de mucho energúmeno como está bien demostrado.
Porque además de la cuestión económica, muy importante, hace falta interés por parte de las autoridades, no tienen que pensar que con proveer de fondos eluden sus responsabilidades. Esas organizaciones, que hacen muchísimo, no pueden llegar a todo. Hacen falta más albergues donde puedan estar y que las condiciones se adapten a ellos. Las normas, es mi opinión, no pueden ser excesivamente rígidas. Hay un sentimiento de libertad al que también tienen derecho. Se aduce que hay quien tiene perro, o que no se aviene a unos horarios. Pero eso ¿es tan difícil de gestionar con buena voluntad?
Ser flexible con los horarios, de entrada, salida, duchas, cambio y lavado de ropa. Qué sociedad no puede atender esas necesidades y en cambio hacerlo con tantas otras cosas que no tienen ni esa urgencia ni esa necesidad. Carteles publicitarios en los que la mayoría no reparamos, personal, funcionario o no que podría dedicarse como parte de su labor. Echar mano de personal en prácticas y voluntariado. No solo ayuntamientos, gobiernos, también empresas, bancos que hacen públicas sus ganancias y que sí, se escudan en sus fundaciones sociales y culturales, pero no habría un poquito más para mejor la situación de esas personas.
Por qué no introducir entre las prioridades de los gobiernos la solución de estos problemas. Estas situaciones tienen que estar en el orden del día igual que la limpieza, el orden, la seguridad, precios de las viviendas. ¿Cuánto dinero cuestan las reuniones de políticos y comisiones con sus cáterings, su publicidad, su seguridad y tantas otras cosas? No se trata de eliminarlo, pero sí de encontrar un equilibrio.
Los mandatarios, tanto si patean como si no las calles, que sepan lo que hay en ellas y se sientan afectados. Hace falta sencillamente humanidad, algo que no consta en el curriculum para acceder a sus cargos. Sencillamente, aquí y allá en cualquier parte, los gobiernos tendrían que avergonzarse de situaciones como estas.