HUMANIDAD, HUMANISMO, INDIFERENCIA

Es necesario ver más allá del límite que alcanzan nuestros ojos. No está a la vista pero sí en el
conocimiento. Hay verdes, rojos, amarillos más intensos que los que conocemos, y paisajes
más soberbios de los que hemos visto, precipicios más profundos, así también hay mayor
riqueza y mucha más pobreza de la que sabemos y tenemos. Mayor dolor y desesperación.
También más bondad y generosidad. Pero, ¿hay más bondad que maldad en el mundo?
Médicos sin fronteras, MSF, y otras organizaciones con similares objetivos, no hablan de
maldad, hablan de hechos cuyas consecuencias conocen de primera mano porque están al
lado de quienes las sufren. Situaciones terribles derivadas de guerras, invasiones, explotación
y expolio de recursos en muchos países, esos no incluidos en el “primer mundo”, por parte de
entidades y gobiernos extranjeros. Condenan a sus habitantes a la miseria, a la huida. Y eso es
maldad humana, por intereses, ambiciones de dinero, de poder, de control. Sin olvidar el
negocio que supone para tantas compañías y países la venta de armas, la reconstrucción de lo
previamente destruido, la violación de mujeres de todas las edades, la humillación
generalizada.

Natalia Romero, MSF


MSF, quizá con demasiado optimismo, aboga por una presidencia del Consejo de Europa más humanitaria, por una agenda que responda a las crisis, la migración y la salud global, entre otros aspectos. Por ejemplo, informa que en lo que va de año 166.000 personas atravesaron la selva fronteriza, entre Colombia y Panamá sufriendo un alto grado de vulnerabilidad.

En Sudán la violencia no cesa obligando a más de 100.000 personas a buscar refugio en diversas
provincias del Chad. Recientemente se han descubierto fosas comunes. En el noroeste de Siria
la escasez de agua y saneamiento pone en peligro cantidad de personas desplazadas por los
anteriores seísmos y por la guerra que no cesa. Y ya en nuestra culta y civilizada Europa sigue
la vigilancia de los emigrados a Calais como lugar de paso para alcanzar otros países o
ciudades. Se aumenta la vigilancia, pero no se resuelve el problema. Y qué decir de las
muertes en ese Marenostrum tan cantado y poetizado.


Este es el botón, pequeño botón de muestra de MSF. En esos lugares y en muchos otros
realizan una extraordinaria labor, también otras ONG, ofreciendo atención sanitaria, formación
de personal, interviniendo en fin tanto en catástrofes naturales como en las provocadas por los
seres “humanos”. No juzgan, relatan hechos, condiciones, piden ayuda y una política social de
Europa y otros países ricos para paliar las consecuencias que sufren siempre los mismos.
Y qué poco se hace por parte de los gobiernos europeos y otros para exigir a los gobiernos de
esos países, por ejemplo africanos, solución a esas situaciones. No hace falta decir nombres,
hay que pensar en sus mandamases, allegados, protegidos del régimen que viven en la
opulencia mientras gran parte de la población, ciudadanos de ese país, se ven privados de una
vida digna ni siquiera poder cubrir las necesidades básicas