Queramos o no estamos sometidos a los medios de información en todas sus modalidades y es necesario saber defenderse por medio del criterio y la duda para poder contrastar la noticia y saber la verdad. Y es que hoy la gran mayoría de medios de comunicación “importantes” están en manos de empresas, que tienen su propia “ideología” o diríamos definición social. En su plantilla puede haber periodistas que tienen criterio e intentan informar veraz y objetivamente, pero… Honor a tantos que a lo largo de los años han corrido riesgos, tanto en zonas de peligro como en ambientes “seguros” para informar con veracidad y honradez.
Pilar Rahola, a la que sigo y considero una estupenda periodista, ha lanzado unos comentarios sobre lo que está pasando en Gaza. Cuando empezó todo este horror reciente, 7 de octubre de 2023, leí su opinión entonces claramente defensiva de la actuación de Israel. Después me pareció que callaba demasiado y pensé que quizá reflexionaba y ya no era tan partidaria pero no.
He estado en Israel hace muchos años y admiré el país y también la capacidad de convertir prácticamente en un vergel lugares desérticos. El moderno Israel tiene mis mismos años, somos de 1948. Cuando los británicos abandonaron Palestina tras su protectorado y después del acuerdo de la Naciones Unidos en la partición en una “estado” árabe y otro judío, se produjeron violentos enfrentamientos entre ambas partes. El resultado fue que con su actuación Israel obligó al abandono de palestinos de los lugares donde vivían desde hacía muchos años, igual que sus ascendientes. Obviamente esto es un escaso resumen de unos acontecimientos históricos de extraordinaria complejidad.
Sin ir tan lejos, tanto Rahola como otros niegan que lo que hoy está haciendo Israel sea un genocidio. Y es que ese término es una definición que para aceptarla es necesario que se den unas condiciones y se niega que en este caso se den. Parece que la norma legal para el genocidio es tan específica que raramente se puede aplicar a las matanzas masivas llevadas a cabo contra algún grupo.
En 1948 la ONU aplicó el término genocidio al intento de destruir a un grupo nacional, étnico, racial o religioso pero el concepto en su aspecto judicial es de 1954. Como ejemplos se aducen los siguientes:
Holocausto llevado a cabo por la Alemania nazi durante la 2ª Guerra Mundial contra los judíos en los territorios ocupados por ese ejército. Se atribuyen 6 millones de muertos, aunque pudieron ser muchos más
1994 Ruanda-Uganda, se cree que fueron masacrados 800.000 miembros de la etnia tutsis por las milicias de la etnia hutus.
A principios de la década de 1990 la guerra de los Balcanes. Las fuerzas serbias serían acusadas de genocidio por la limpieza étnica de los musulmanes bosnios. En 1995 fue la masacre de Srebrenica, miembros del ejército serbobosnio y un grupo paramilitar ejecutaron a 8000 hombres y niños bosnios y el desplazamiento de decenas de miles de personas.
Hacia 1915 durante y después de la Primera Guerra Mundial. Armenia, el Genocidio armenio se refiere a la destrucción sistemática de la población armenia en Turquía y a la eliminación de su cultura. Hubo masacres y deportaciones forzadas en condiciones que inevitablemente llevaban a la muerte a los deportados.
Entre 1975 y 1979 la ONU, entre otras instituciones participaron en la investigación para juzgar a los acusados de genocidio durante el gobierno de los Jemeres Rojos en Camboya. En ese período se considera que el número de torturados y ejecutados por el régimen de Pol Pot fue de 1.700.000 personas.
Pero, de nuevo, hay que resaltar la gran complejidad de estos hechos y la necesidad de un conocimiento histórico lo más objetivo posible que incluya las raíces del problema.
En la actual situación Israel Gaza con Hamas, Israel manifiesta que se está defendiendo. Y quienes apoyan esa idea aducen que la propia ONU está desmintiendo que se haya producido ese número de más de 35.000 víctimas palestinas que dicen los medios, a los que el gobierno israelí califica de antisemitas. Los simples ciudadanos, súbditos de la información, pensamos, ¿es qué, aunque se rebajara a la mitad, tiene menos importancia? Recuerdo que, con los nazis, los de Hitler, cuando se producía el asesinato de alguno de sus dirigentes o soldados en alguna población invadida, se mataba a varios ciudadanos por cada alemán muerto.
En el atentado del 7 de octubre de 2023 de Hamas sobre diversos puntos de Israel pudieron morir unas 1500 personas, la mayoría civiles. Los datos de los palestinos muertos como respuesta de Israel a esa incursión de Hamas a día de hoy, 25 de mayo de 2024 se dice que son más de 35.000 y casi 80.000 heridos. Está claro, ¿cuántos palestinos muertos corresponden a cada israelí? La respuesta es casi 24. Poblaciones destrozadas, hospitales destruidos, con la práctica imposibilidad de atender a heridos. Médicos sin Fronteras y otras ONG’S saben mucho de esto, sufriéndolo en sus propias carnes. Se mata con bombardeos, disparos, se mata de hambre, de sed y de miedo. ¿Hay razón para eso? Colonos extendiendo sus tentáculos. apropiándose de tierras de los palestinos y poniendo de manifiesto un tremendo odio hacia ellos.
Así pues, sea o no genocidio, qué importa la definición o la etiqueta. Son muertos israelíes y palestinos, uno a uno en este enfrentamiento al que no parece que haya ganas de poner fin. Ni tratado humanitario ni nada que permita un mínimo alivio para esos desplazados, ¿hacia dónde? ¿Encontrarán lugar seguro en alguna parte, volverán a tener un techo bajo el que cobijarse, algo que puedan llamar su casa, su país?
No hay justificación para que Hamas que se ha erigido en representación palestina practique el terrorismo, saben de más que no están en condiciones de vencer y sí de causar muchísimo sufrimiento, muerte, pérdidas de todo, pero tiene sus seguidores como los tienen todos los grupos similares. Tampoco se puede justificar a Israel, no solamente por su respuesta a todas luces desproporcionada sino porque en todos estos años, aunque haya habido intentos, no se ha alcanzado una convivencia en paz. Y por la parte palestina habría mucho que decir de los países árabes. Entre todos ha podido más el odio Y así, no se va a ninguna parte. Pero hay una superioridad armamentística y de ayuda internacional y sabemos hacía donde, como también hay un silencio vergonzoso.
Y volviendo a lo que creemos saber, estamos sometidos a la información que los distintos medios nos hacen llegar, cada uno con sus intereses. Posiblemente la verdad absoluta no existe, pero hay algo que se acerca que es la honestidad, la honradez y la vocación de servicio. Un hurra por los periodistas que lo practican. Hay una película, Truth (La Verdad) estrenada en 2015 escrita y dirigida por James Vanderbilt. Vale la pena, se basa en Truth and Duty: The Press, the President and the Privilege of Power, libro de memorias de la periodista Mary Mapes.
Pero Pilar Rahola tiene razón cuando dice, y muchos lo pensamos, que nos preocupamos por unos conflictos y no por otros. Y es verdad, parece que en la actualidad hay en el mundo 56 de muchos de los cuales no tenemos la más remota idea y en todos hay muerte y sufrimiento. Pero volvemos a lo mismo, por qué no salen a la palestra las noticias de esos enfrentamientos, y la respuesta tiene que ver con intereses de algunos, económicos, de poder. Y cierto que tampoco podemos ni queremos estar sometidos continuamente a tanta desgracia en lugares ¿ignotos?
Está sin embargo la vergüenza, que no la tienen, la Unión Europea y tantos otros países con Estados Unidos entre ellos que, siempre por intereses, no mueven un dedo para intentar, ni que sea, resolver o paliar esas situaciones. Las palabras no bastan.
Quiero acabar con este poema de David Jou, físico y poeta.
ISRAEL
Sempre havia estimat Israel / De petit, a l’escola, les històries
Del Gènesi i de l’Èxode, / dels Jutges, dels Reis i dels Profetes,
em van enriquir la imaginació; / els Salms em van obrir horitzons;
L’Eclesiastès, els llibres de Job i de la Saviesa,
m’ensenyaren savieses ben humanes; / les seves aportacions a l’art,
a la ciència i al pensament / han marcat radicalment la història;
el seu patiment en tants llocs / i els afanys d’exterminar-lo
ens han revoltat i encongit el cor; / he vist amb emoció
sinagogues i museus del judaisme.
Però detesto aquest Israel d’avui; /el de l’ocupació i el robatori,
el dels assassinats en massa, / el dels crims de guerra,
el del terrorisme contra civils afamats, / el dels colons criminals
i l’exercit que cínicament els recolza.
No veig que aquest Israel ens faci cap falta;
empitjora el món, / fomenta la violència, afebleix les Nacions Unides
i el dret internacional humanitari; / és un insult a la història del poble jueu;
de víctimes a botxins, de perseguits a perseguidors.
Fa vergonya que el que hem estimat tant / s’hagi tornat tan criminal, tan odiós, tan bèstia.