La Desbandá, hace 87 años, fue la huida de miles de civiles al poco de la entrada de las fuerzas rebeldes en Málaga comandadas por Queipo de Llano, ¡menudo elemento! Aterrorizada por hechos y mensajes (véanse los plafones), la gente cogió algunas pertenencias y se pusieron en marcha siguiendo la carretera hacía Almería, bastión que todavía no había sido tomado, y donde creían poder encontrar seguridad.
Un horror, una carnicería perpetrada a conciencia, cañones disparando desde los barcos, aviones arrojando bombas, miles de muertos en los arcenes, siguieron andando, muchos descalzos, abandonadas ya sus pertenencias, ancianos, niños, mujeres, muchas con sus bebés en brazos. Norman Bethune (Canadá 1890-China 1939) médico canadiense publicó su vivencia en un pequeño libro, Las heridas. En un camión con sangre traída de Madrid hacía transfusiones a los heridos, labor que se vio desbordada. Con el conductor, Size, acordaron que lo más urgente era trasladar aquella gente que llevaba días caminando, hambrientas, desechas, con la mirada en blanco, síntoma del agotamiento absoluto. Eran sombras yendo hacia ninguna parte, una fila interminable. Bethune y su compañero hacían el camino de ida y vuelta desde Almería repetidas veces, trasladando a quienes podían meter en el camión apretujados, pero era imposible poder con todo así que había que endurecerse, y escoger a quienes recogían. La decisión fue los niños. Sufrieron el drama de separarlos de sus madres, llevarlos al hospital y a las dependencias del Socorro rojo mientras la ciudad aguantara, antes de la embestida y llegada de los rebeldes. Y llegaron, dejando caer sus bombas sobre los fugitivos esparcidos por calles y plazas, su desgracia no había acabado en la carretera.
“Detrás de todo esto está siempre el dios terrible e implacable del negocio y la sangre, cuyo nombre es Beneficio…” pág. 79 de Las Heridas. Y en la página 91, cuando el autor pensaba que el fascismo que inició la rebelión sería vencido: “Lo que España hace hoy decidirá la suerte del mundo en el próximo siglo. Si sois derrotados, caeremos en una nueva Edad Media: la del fascismo. Si sois vencedores, como pensamos que seréis, entraremos juntos en la luz de la edad de oro de la democracia política y económica”.
En el centre cívic Joan Oliver en Barcelona ha tenido lugar en febrero 2024 una exposición sobre la Desbandá; las fotos de algunos de los plafones aparecen aquí. Entre otros actos Ma. José Hernández, activista social que lleva a cabo una gran labor impartió una conferencia. Dijo que no se centraría exclusivamente en los hechos de Málaga, quería referirse a ello como un ejemplo de lo que fue un inicio, una prueba de lo que sucedería en muchos lugares, como así ha sido. Proyectó imágenes de aquellos terribles hechos junto a otras fotos de los desplazamientos actuales de miles de refugiados en tantos lugares huyendo de sus hogares por guerras, invasiones, persecuciones. Las mismas caras descarnadas, la misma desesperación, llanto de niños y mayores, terror y resignación en sus rostros. Infortunio, incerteza, hambre, sed, miedo y la crueldad supina de quien provoca todo eso. De quien lo organiza y de quien lo ejecuta. Y uno reflexiona, hay un interés por parte de quien lo pone en marcha y lo hacen desde sus despachos, pero, y los soldados, sean o no mercenarios, ¿qué hay en sus cerebros, en su corazón, en sus sentimientos?, tienen padres, esposas, hermanos, hijos. ¿Les han lavado el cerebro?, ¿es por el dinero que ganarán como si fuera un trabajo cualquiera?, cuesta entender esa crueldad extrema, matar, violar, destruir.
SIRIA, UCRANIA, GAZA…
Decía la conferenciante que actualmente en el mundo hay unos 60 conflictos, guerras, invasiones, golpes de estado. Tiene que haber como mínimo 10.000 muertos para que se considere gran guerra. ¡Vaya paradoja!, cuántos muertos ha habido y hay en Siria, en Yemen, en Irán, en Sudán y en tantos otros lugares, muchos de los cuales no merecen atención mediática continuada. Por referirnos a los más recientes que tenemos en mente Rusia-Ucrania, a día de hoy nos dicen unos 10.000 en dos años, Israel con Palestina, Gaza, que empezó en octubre de 2023, es un decir porque los gobiernos israelíes, mantienen su guerra desde su creación como estado moderno en 1948. Pues desde octubre hasta hoy, febrero de 2024 van 30.000 muertos, cifra que aumenta día a día. Y eso es lo que sabemos por lo que nos dicen.
Vemos fotografías espeluznantes y nos informan del número de muertos, pero cada número es un ser humano, con identidad, familia, ilusiones, desgracias, proyectos. Y eso es más que un número. Hay una cara para cada número. Y está el repugnante negocio que suponen las guerras. Fabricación y venta de armas, vehículos, diseño y construcción de bombas. Destrucción y reconstrucción.
Trabajo para cientos de personas y cuantiosa riqueza para empresas y personas, si se las puede llamar así, que sacan partido del sufrimiento, la tortura y la muerte. Sufrimiento frente a negocio. No hay verdades absolutas, pero esta es una que está muy próxima.
Es ingenuo pensar que esto parará en algún momento. Inocentes quienes se adhieren por ideología, no hay idea que merezca la violación de una niña, de una mujer y añadir a ello el asesinato de sus allegados delante de ellas mismas, que morirán igualmente por disparos, bombas, hambre, desesperación.
La iglesia católica tiene su santoral con mártires y santos. Tendría que haber un infernal con los nombres e imágenes de todos los indecentes, inhumanos, crueles, que han hecho y están haciendo del mundo un lugar a su medida, siniestro para los demás. Y podemos pensar claro en Hitler, Franco, Putin, Netanyahu, Leopoldo II de Bélgica, Sadam Hussein, Bolsonaro, Fidel Castro, Somoza, Pinochet, Videla,
Daniel Ortega, Stalin, Milošević, Polt Pot, Gadafi, y un larguísimo etcétera.
https://www.infobae.com/america/mundo/2018/09/29/los-10-dictadores-mas-sanguinarios-del-siglo-xx/ En este enlace están los 10 dictadores más sanguinarios del siglo XX. Y estas palabras. “El colonialismo, las Guerras Mundiales, el fascismo y los regímenes comunistas (en conjunto) se hicieron con la vida de más de 120 millones de personas, y es importante no olvidar a los responsables de tales atrocidades”. Y hay muchos más y en países entre otros de África y Asia de los que los medios no se ocupan.
Y hay otro dictador, éste auspiciado por muchos, donde también podemos incluirnos, el calentamiento global o cambio climático. Y causa muertes, por hambre, sed, pobreza. Aquí, podríamos intervenir, al menos para enlentecerlo. No podemos perder la esperanza, es gratis y lo único que nos queda. Y pensemos que, junto a los miserables, hay mucha bondad, generosidad, entrega, desplegada por un gran número de personas.
Lídia Pujol, gran cantante entre otras cosas, recuerda las palabras de Arcadi Oliveres, “no te puedes permitir perder la esperanza”. Y así tiene que ser a pesar de los pesares, porque hay personas, organizaciones que apuestan por la esperanza, por los cambios, por una sociedad humana y no inventan nada, se basan en la declaración universal de los derechos humanos y en otras que las amplían y por las que se mueven. Están, por citar solo algunas Justícia i Pau https://justiciaipau.org/ Arrels https://www.arrelsfundacio.org/ , Stop mare mortum SHB https://secretariat.cat/refugi Médicos sin fronteras https://www.msf.es/ i otras ONG’s, Gani Mirzo y su fundación que reconstruye comunidades devastadas por la guerra https://www.mirzomusicfoundation.com/la-fundacion/
Es solo una pequeña muestra de personas y entidades que se entregan, en la medida de sus posibilidades para cambiar las cosas y poco a poco se van logrando. No tantas ni con la rapidez que quisiéramos, pero hay que seguir adelante, con ilusión, esperanza y generosidad.