Hay situaciones para las que no se encuentran palabras con las que expresar el horror, la desesperación, la impotencia y la falta absoluta de entendimiento. Esta absurda guerra trae también a colación lo sometidos que estamos a la información, la desinformación y a los intereses de los gobiernos. Cuántas guerras o conflictos hay continuamente en África, en América Latina en Asia y en tantos otros lugares. Cuantísimas personas las están sufriendo. Pero esta de Rusia contra Ucrania la sentimos más próxima, no solo por la distancia, sino, pienso, no soy experta, porque afecta a este nuestro Occidente culto, avanzado, “superior”. Y afecta a la economía además de ese atisbo de una posible guerra mundial y de la afectación nuclear. Pero estamos a merced de lo que nos quieren contar.
Las guerras no las sufren en sus carnes los políticos que las han puesto en marcha, la mayoría mienten y también sabemos que muchas de las imágenes que nos llegan, aunque reales, son de otros tiempos y otras situaciones. Pero con imágenes o sin ellas, lo que hay son personas que mueren o huyen y no son cantidades, son uno + uno + otro y otro y otro, cada uno de ellos con su historia, sus bártulos, sus sentimientos y dudas.
Son muchas las consecuencias de las guerras. Huidas, muerte, violación, humillación, dolor y deseos de venganza que alimentan la continuidad de esos conflictos cuando las víctimas vencidas tienen ocasión. De eso sabe mucho Médicos sin fronteras, que llevan a cabo su labor absolutamente necesaria, como otras ONGs. Y lo hacen en medio de grandes dificultades, en ocasiones arriesgando y perdiendo sus vidas en multitud de lugares que nos pasan desapercibidas porque no aparecen en los medios de comunicación. ¿POR QUÉ SERÁ?
Cuesta pensar en esa obediencia debida de los militares, los soldados que son quienes luchan, mueren y matan. Por qué no pueden ver en el otro una persona como él. ¿Quién ha imbuido la idea de enemigo? Lo sabemos, en la mayoría de los casos, quienes van a sacar más provecho, ya sea una guerra más limitada geográficamente como otra más extensa.
Me viene el recuerdo de una canción que creo pone el acento en lo absurdo de esos enfrentamientos, en los intereses ocultos y sobre todo un espíritu antimilitarista y antiguerra. La canción se refiere a la batalla de Gorizia (población del entonces imperio austrohúngaro) que enfrentó a Italia con el otro bando en la primera guerra mundial, con un enorme número de víctimas.
Esta es la letra de la canción, en italiano y en traducción libre al español.
Gorizia tu sei maledetta
La mattina del cinque d’agosto si muovevano le truppe italiane
per Gorizia, le terre lontane e dolente ognun si partì.
Sotto l’acqua che cadeva al rovescio, grandinavano le palle nemiche
su quei monti, colline e gran valli, si moriva dicendo così:
O Gorizia tu sei maledetta, per ogni cuore che sente coscienza
dolorosa ci fu la partenza e il ritorno per molti non fu
O vigliacchi che voi ve ne state, con le mogli sui letti di lana
schernitori di noi carne umana, questa guerra ci insegna a punir.
Voi chiamate il campo d’onore, questa terra di là dei confini.
Qui si muore gridando assassini, maledetti sarete un dì.
Cara moglie che tu non mi senti, raccomando ai compagni vicini
di tenermi da conto i bambini, che io muoio col suo nome nel cuor
O Gorizia tu sei maledetta, per ogni cuore che sente coscienza
dolorosa ci fu la partenza, e il ritorno per molti non fu.»
Traducción
La mañana del cinco d’agosto, marchaba la tropa italiana,
a Gorizia, la tierra lejana y con dolor cada uno partió.
Bajo el agua que caía a raudales, rebotaban las balas enemigas.
Sobre montañas, colinas y valles, se moría diciendo así:
O Gorizia maldita seas, piensa cualquiera que tenga conciencia.
Si la partida fue dolorosa, para muchos no hubo retorno.
O cobardes que estáis en vuestras casas, con mujeres en lechos de lana
Verdugos de nosotros carne humana, esta guerra nos enseña a castigar.
Lo llamáis campo de honor, a esa tierra más allá del confín.
Aquí se muere gritando asesinos, malditos sois desde ahora.
Querida mía que no me escuchas, hablando a los compañeros.
Te pido que cuides de nuestros niños, que yo muero con su nombre en el corazón.
O Gorizia maldita seas, piensa cualquiera que tenga conciencia.
Si la partida fue dolorosa, para muchos no hubo retorno.
Llevo paz, abridme camino.