Al Mar Mediterráneo nos referimos también como Mare Nostrum. ¡Vaya con el sentido de la propiedad tenemos los humanos! Parece que proviene cuando la Roma imperial. Quizá con lo que está pasando debería llamarse Mare Mortum por la cantidad de personas que intentan atravesarlo de una a otra orilla para alcanzar un sueño que, ni para los que lleguen, se hará en realidad. Y si dicen que soñar es gratis, eso no es cierto; esas personas para lograr sus sueños pagan con lo que tienen a miserables que se aprovechan de su situación.

Y mientras los gobernantes de los países que dejan nadan en una escandalosa abundancia (se dice de uno de ellos que sus grifos son de oro) ni se les pasa por la cabeza preocuparse que ciudadanos de su mismo país carezcan de lo más básico. Y los países que tratan con ellos, entre otros el nuestro, que tendrían capacidad para detener o disminuir esa avalancha migratoria pone impedimentos físicos que solo sirven para hacer daño.

En cambio, no se enfrentan a esos gobernantes para palien la situación ofreciendo oportunidades a sus ciudadanos. Están los sacrosantos intereses económicos, comerciales, geopolíticos entre otros, que son más importantes que abogar por un poco de humanidad.

            Cuánto tiempo tarda un náufrago en morir ahogado. Todo ese tiempo se convierte en desesperación, en ansías de asirse a lo que sea para continuar vivo. Hasta que esa vida se escapa.

Y la violencia de este mundo se extiende a otros muchos lugares, valiéndose siempre del mismo interés ampliado a la necesidad de dominio y de poder. Tenemos el caso de Rusia con Ucrania, el de Israel con Palestina, el de Sudán. Pero parece que hay 56 conflictos armados, un eufemismo para no hablar de guerra. Además de los mencionados, de los otros bien poco se sabe.  No atraen la atención de los medios de comunicación hoy mayormente convertidos en negocio y en aliados partidistas, aunque no sea el caso de todos los periodistas. En todos en esos conflictos mueren a diario cientos, miles de personas, la mayor parte civiles.

Sobre el de Palestina, resulta sorprendente que un pueblo como Israel con el padecimiento que sufrió en el Holocausto esté ahora comportándose como sus enemigos de antaño. Los nazis, cuando en alguna ciudad uno de sus mandos era asesinado por la resistencia mataban por, ejemplo, a 10 persona de ese lugar. Los israelitas, mejor dicho, Netanyahu, apoyado por su camarilla y adeptos, entre ellos los colonos, están multiplicando esa cifra.

Por ejemplo, Wikipedia informa que, hasta el 4 de marzo de 2025, más de 60 000 personas (61 709 palestinos y 1706 israelíes) habían muerto en esa guerra y entre ellos 173 periodistas y 224 personal de medios de comunicación. Se estima que el 80 % de los palestinos muertos son civiles de los cuales el 70 % mujeres y niños, además de los numerosos heridos y desaparecidos. Y para aumentar la tragedia Cisjordania, donde se dice que no actúa Hamás, el Ejército israelí y las acciones violentas de los colonos radicales habrían matado a más de 900 personas incluidos unos 188 empleados de la UNRWA ​ y 498 miembros del personal médico.

Además de las muertes por bombardeos y disparos, está esa otra provocada por la hambruna por falta de alimentos, que se pudren en el lugar de espera sin que el gobierno permita su entrada a los lugares donde se necesitan. Aquí es una muerte lenta, dolorosa, desesperante hasta la total inanición.  Igual sucede con los medicamentos y con algo tan necesario como la anestesia ante la multitud de heridos.  Hay casos de amputación de miembros sin ningún tipo de entumecimiento. En qué cabeza cabe este horror. De todo ello, de muertes de su personal y de destrucción de sus centros de atención puede dar buena cuenta Médicos sin fronteras y otras Ongs.

Para lograr su objetivo, una estrategia de Netanyahu podría ser, quizá ya lo tenga en mente, sabiendo el número de palestinos que hay en todo el territorio, calcular a cuántos tiene que matar cada día para lograr exterminarlos a todos. Es una cuestión puramente aritmética. Y no podemos olvidar la destrucción casi total de edificios, hospitales, escuelas. Algo que más adelante su reconstrucción dará lugar a lucrativos negocios.

Y mientras la mayor parte de ese mundo que tenemos no hace nada efectivo, palabras bonitas, con apariencia de intimidar, pero nada que pueda contribuir a parar una tragedia bien meditada. Cierto que la primera provocación vino por parte de Hamas provocando más de 1000 muertes, pero no hay comparación con los recursos de las dos partes. Y de verdad ¿carecía Israel de la información sobre ese atentado? Difícil de creer, hay acciones que sirven para justificar lo que sirve a intereses y objetivos.

Y tanto en esta masacre como en tantas otras que se están produciendo, los soldados qué tienen en su mente, que manipulación ha asumido su cerebro para ejecutar sin rechistar y seguramente con satisfacción la acción de matar, violar, torturar. De uno y otro bando por supuesto. Y al final o al principio llegas a la conclusión de que el ser humano es capaz de las más grandes obras y de las fechorías más terribles. ¿Dónde está la diferencia?

Si perdemos la esperanza, estamos perdidos, recordemos entonces a Georges Moustaki cuando dice:

C’est une chanson pour les enfants
Qui naissent et qui vivent entre l’acier et le bitume
Entre le béton et la sable
Et qui ne sauront peut-être jamais
Que la terre était un jardin

Il y avait un jardin qu’on appelait la Terre
Il brillait au soleil comme un fruit défendu
Non ce n’était pas le paradis ni l’enfer
Ni rien de déjà-vu ou déjà entendu

Il y avait un jardin, une maison des arbres
Avec un lit de mousse pour y faire l’amour
Et un petit ruisseau roulant sans une vague
Venait le rafraîchir et poursuivait son cours

Il y avait un jardin grand comme une vallée
On pouvait s’y nourrir à toutes les saisons
Sur la terre brûlante ou sur l’herbe gelée
Et découvrir des fleurs qui n’avaient pas de nom

Il y avait un jardin qu’on appelait la Terre
Il était assez grand pour des milliers d’enfants
Il était habité jadis par nos grands-pères
Qui le tenaient eux-mêmes de leurs grands-parents

Où est-il ce jardin où nous aurions pu naître
Où nous aurions pu vivre insouciants et nus
Où est cette maison toutes portes ouvertes
Que je cherche encore et que je ne trouve plus